Norberto García: No se persigue tanto el rendimiento deportivo, como el aprendizaje en valores»

Ya sea en las instalaciones del polideportivo municipal Los Hoyos, como en el pabellón municipal deportivo 11 de Marzo, los chiquillos no dejan la pelota quieta. Se trata de un grupo de cinco a siete años implicados totalmente en su deporte favorito.

Inma Sánchez

Miércoles, 20 de abril 2016, 10:56

Como explica el entrenador de los equipos de iniciación de la Escuela Municipal de Fútbol de La Zubia, el principal objetivo es la búsqueda de la formación personal. «No se persigue tanto el rendimiento deportivo, como el aprendizaje en valores y la disciplia, aclara Norberto García, que es también el coordinador técnico de las Escuelas, donde 270 niños de la mano de 15 monitores, entrenan también en el campo de la Cañá de los Priscos y en el polideportivo Santa María. Una de las tareas en la que ponen más empeño es en reeducar a los padres para que apoyen a los pequeños en su formación. La idea es que entiendan que la competición es un medio para formarse y no la finalidad. Y que los alumnos tomen contacto con los entresijos del deporte rey. Carolina García entrena a los pequeños y el monitor Sergio Montañés apoya en los entrenamientos. Actualmente son dos grupos de iniciación, de 17 niños, uno de 5 a 6 años y el de 6 a 7 años. Auspiciada por la concejalía de Deportes, se imparte una cultura deportiva que busca el contacto con los compañeros. La escuela cuenta también con equipos femeninos. García asegura que se implanta una metodología «en función de las edades y las categorías, planificando los objetivos y los contenidos». Además de trabajar de forma transversal entre todos los equipos del club. Han organizado un grupo de trabajo para llevar a cabo la puesta en común de dudas y funcionamiento, además de reuniones formativas para facilitar la adaptación de los pequeños. Norberto García, técnico deportivo superior de fútbol, insiste en involucrar a los progenitores en el proyecto. Prueba de ello son los partidos que juegan padres, monitores y técnicos deportivos cuando acaban el entrenamiento de los sábados. Aprovechan que uno de los padres es psicólogo para impartir charlas a los monitores para que sepan adaptarse a las necesidades específicas de cada niño, «ya que el objetivo es prestar el mejor servicio a los niños de las escuelas». Cada equipo cuenta con un padre que hace de delegado, y que se presta de forma voluntaria a realizar las funciones y colaborar, tanto en los entrenamientos como en la competición. Como el objetivo es ser escuela, se divide el trabajo por trimestres, para entregar a los padres información con los contenidos y objetivos, y fomentar así la participación de todos. Se trabaja la motricidad, la lateralidad, el respeto a compañeros y rivales, que sepan jugar en equipo, sin olvidar la importancia de los hábitos alimenticios y la limpieza corporal.

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