Inma Sánchez
Miércoles, 20 de abril 2016, 10:44
Allí se plantaron con sus velas, escribieron mensajes y firmaron con la palmas de sus manos para insistir en el rechazo. Las mujeres, de todas las edades, se fueron relevando a lo largo de las 24 horas de vigilia. Mercedes Casado, de Clara Campoamor, explicó que la vigilia "era para demostrar nuestra desesperación por la cantidad de mujeres asesinadas". Declaró que el objetivo es que el nuevo gobierno que salga tras las elecciones generales "castigue a los maltratadores y no esconda a las mujeres". También asistieron las féminas de la Asociación de Tejedoras de Sueños, que tejieron y pusieron en la Telara 55 corazones. Malvas por cada mujer asesinada, cinco rosas por los niños muertos y uno azul por un varón. "Corazones tejidos con mucha tristeza. El objetivo es no tejer ninguno más", declaró Marilyn Villena, presidenta de la asociación.
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Tras concluir la vigilia, las asistentes leyeron un manifiesto donde insistieron en su deseo de tejer una red de apoyo, de concienciación social, de lucha contra la injusticia, la violencia, y de "mejora de la situación de las mujeres de nuestro entorno". Después se celebró el pleno municipal contra la violencia de género. Desde el Ayuntamiento se les llevó café y alimentos a las mujeres que pasaron la noche; y las puertas del edificio permanecieron abiertas para ellas. Un grupo de mujeres, mayores y con experiencia, explicaron lo que consideran que es la causa y la solución. "Es que los hombres son muy machistas", relató una. "Antes también pasaba y se escondía", explica otra. Pero todas reconocen que la educación en el hogar es primordial. Aunque una de ellas es tajante: "La sociedad es también violenta con las mujeres. Hay más universitarias, en general con mejores notas, pero no llegan tantas a cargos de responsabilidad". "Hemos bajado la guardia", explican cuando se comenta el repunte de la violencia machista entre los jóvenes. Pero como dice M.J.V., de 63 años, "lo más importante es no depender económicamente de nadie". Ella lo sabe bien, porque el padre de sus dos hijas la "anuló y empequeñeció" hasta lo indecible. Estudió Magisterio, pero nunca ejerció "porque él no quiso". Recuerda aún con tristeza la primera vez que le dio un bofetón, en plena luna de miel. Fueron cinco años agotadores que terminaron cuando él se fue con otra. Pero la relación solo duró cinco meses y él volvió acosándola e intentando quitarle la custodia de sus niñas. Tal fue su calvario y las secuelas psicológicas que le dejó, que nunca se ha planteado volver a tener un hombre a su lado. El alcalde de La Zubia, Antonio Molina, manifestó su "orgullo" por la iniciativa de la Asociación de Mujeres Clara Campoamor, "la segunda más antigua de la provincia, que en todos su años de existencia nunca ha bajado la guardia".
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