Exposición conjunta de Antonio Martín y Tomás Meligrana en el Carlos Cano

Una veintena de esculturas realizadas en distintos materiales por el artista Antonio Martín Mata junto con su haiku correspondiente escrito por el poeta Tomás Meligrana se distribuyen por el patio andaluz del Centro Cultural Carlos Cano de La Zubia.

ideal

Miércoles, 20 de abril 2016, 10:32

La muestra Cuerpo y abstracción & Haikus, que estará abierta al público hasta el 26 de febrero se puede visitar de lunes a viernes de 8:00 a 20:00 horas. Desde el día de la inauguración el pasado 16 de enero han sido muchos los ciudadanos que se han acercado a contemplar las piezas, entre las que se puede encontrar la cercana a la abstracción Espiral de la vida, hasta una singular representación de Don Quijote, pasando por la síntesis del guerrero de la vida o el chaleco diseñado con recortes de papel, que es un homenaje a Federico García Lorca y una de las obras preferidas del autor. Cada escultura cuenta y tiene una historia, según Antonio Martín, que domina el realismo y la abstracción, la madera y el hierro, la sencillez y la complicación, el cuerpo y el alma humana. El artista expresa sentimientos y conceptos mediante su trabajo como escultor que deja a la interpretación del espectador. Es su pasión y su ilusión y a lo que algún día le gustaría dedicarse por entero. El complemento perfecto para cada pieza ha resultado ser el haiku que el poeta Tomás Meligrana ha escrito según lo que le sugería la obra y le hacía sentir su contemplación."Hemos decidido colocar una explicación de qué son, ya que al ser poesía japonesa no todo el mundo la conoce", explica el autor. Ambos artistas han apostado por aunar esfuerzos al considerar que los trabajos de los dos se complementan, lo que enriquece la exposición y su propia creatividad. También es una forma de unir dos artes, de explicar de una manera poética el significado de las esculturas y ayudar al espectador a comprender qué tiene ante sus ojos. No obstante, los dos creadores insisten en que lo más bonito es dejar la imaginación volar y que el visitante interprete lo que tiene ante sus ojos como quedó patente el día de la inauguración, ya que los asistentes no paraban de preguntar y preguntarse por el significado de las obras de arte escultóricas o poéticas. 

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