Inmaculada Hernández, alcaldesa de La Zubia: Una política en ascenso

Hernández ha insistido en la "entrega incondicional" del ex alcalde, "cercano, cariñoso y que se desvive por su pueblo". Aunque reconoce sentirse apoyada por sus vecinos, admite que no es tan conocida "como otros" por lo que tiene siete meses para darse a conocer y "que me demuestren su cariño". En sus primeros días como alcaldesa dice haber despertado "inquietud, sorpresa, admiración y reconocimiento". Sus paisanos la han felicitado y ha percibido " muy buenas vibraciones, por lo que en principio muy bien", señala. En los meses que quedan hasta las próximas elecciones municipales, su deseo es culminar el programa, ya que se trata de una etapa continuista. "Tengo muchos problemas sobre la mesa", que hay que resolver, como la piscina, la carretera o buscar firmas para el el vivero de empresas. Sus inicios en política se remontan a los tiempos en que Graciliano Arenas lideraba el Partido Popular en el pueblo y la fichó para formar parte del equipo popular de la localidad. Ella era una joven estudiante de Derecho con inquietudes políticas y mucha "vocación de servicio". Fue de las primeras voluntarias de Protección Civil en el municipio, y como tal participó también en el Legado Andalusí y en la celebración del Campeonato Mundial de Esquí Alpino que tuvo lugar en Sierra Nevada en 1996. En 2003 fue concejala en La Zubia, aunque en 2007 no lo logró por los malos resultados del PP, que pasó de 7 a 4 ediles, lo que aprovechó para seguir trabajando y formándose. En 2011 vuelve "de forma más activa" y desde el provincial le encargan activar el partido y buscar gente nueva. En ese momento pensó en Chicote -Antonio Iglesias-, al que consideró "la mejor opción, por su carisma". Asegura que su familia está encantada con su nombramiento y que se siente apoyada por todos. Recuerda que cuando empezó la legislatura tuvo a su bebé y "el apoyo por parte de mi marido fue total y absoluto". Considera que el cariño y la atención que ha aportado a sus compañeros de partido y en la Diputación, fue el mismo que recibió en su toma de posesión, donde estuvo acompañada por la plana mayor del Partido Popular, desde el presidente hasta el subdelegado del gobierno y regidores y ediles de distintos pueblos de la provincia. Espera que la oposición aporte iniciativas, ideas y proyectos, desde una perspectiva constructiva y de respeto "sin perder nunca los papeles". Piensa que los ciudadanos precisan respuestas y que estar en la oposición es una responsabilidad que exige aportar ideas y controlar al gobierno, "pero sin paralizar la gestión porque sí".

En su pueblo los grupos de la oposición la critican por cometer la primera "ilegalidad" con el cobro del IBI, que tenía que haber devuelto de oficio; además de lamentar la "prepotencia" y falta de respeto hacia los que no son de su grupo. Consideran además que quien "ha sido la causa del problema no puede ser parte de la solución", en referencia a la dimisión del anterior alcalde. Ya que entienden que la renuncia de Antonio Iglesias no fue provocada por la sentencia, sino por paralizar seis contratos de una convocatoria realizada sin dar publicidad y donde se presentaron 19 personas de los 2.300 parados existentes en la localidad, "uno de ellos el hermano de un concejal del equipo de gobierno", aclaran. Su socio de gobierno en La Zubia considera que su elección es buena para el pueblo por ser muy trabajadora, responsable, cumplidora y resolutiva. Y en su equipo de gobierno valoran su gran capacidad de trabajo, su empatía con los distintos colectivos, así como su responsabilidad y honestidad. Un homólogo suyo de la oposición en Diputación reconoce su "figura ascendente", ya que empezó siendo una desconocida haciéndose cargo inicialmente de la delegación de Economía para continuar con Contratación y Fomento, y ahora alcaldesa de La Zubia sin perder por ahora sus competencias. En este sentido valora su capacidad para asumir responsabilidades, aunque no hay que olvidar, señala el diputado, que "quien mucho abarca, poco aprieta", lo que puede dar lugar a que tarde en solucionar los problemas de sus vecinos. Destaca, asimismo, su "falta de cintura política" y flexibilidad en el trato. Sus vecinos, por su parte, admiten que "gana bastante en las distancias cortas".