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Inma Sánchez
Miércoles, 20 de abril 2016, 10:50
Las peticiones vuelan por la red y por el boca a boca. La crisis ha favorecido que muchos tomen conciencia de la urgencia de ser solidarios. Personas que tras concluir su vida laboral empiezan otro proyecto vital centrado en ayudar a los demás. Así se lo planteó Carmen del Moral y así se lo comentó a la responsable de Bienestar Social de La Zubia, Lourdes Molina, y nació un proyecto que ha logrado poner en marcha un programa de cooperación para personas en situación de riesgo social. La Asociación del Voluntariado de La Zubia, con más de un año de vida, se ha especializado en buscar una solución a cada problema. Más de medio centenar de voluntarios participan en este proyecto, que colabora con los vecinos y, codo con codo, con los Servicios Sociales, realizando actuaciones de atención directa a familias sin recursos económicos. Además de recaudar alimentos con una verbena solidaria, han mimado la recogida y entrega de enseres, muebles y electrodomésticos y participan con un expositor en el Mercadillo de Antigüedades de la Zubia, desde donde venden a precios muy competitivos lo que donan los vecinos o los objetos que han llegado al Punto Limpio y que pueden ser recuperados por los alumnos del Taller de Empleo Ecozubia. La Zubia Voluntaria abre cada martes por la tarde el Ropero del Empedrado para facilitar ropa y zapatos, y en Navidad, reunieron un montón de kilos de alimentos que destinaron a Cáritas La Zubia. Hay más de 60 personas registradas como voluntarios adscritos a la Oficina Municipal de Voluntariado. El objetivo es crear una red de ciudadanos dispuestos a dar su tiempo y servicios sin utilizar el dinero
Una vida de lucha Pero hay quienes llevan toda la vida luchando, no solo para que el día a día de sus congéneres sea más llevadero, sino para defender a las mujeres del pueblo y de otros países tan lejanos como necesitados. Ayudando a los demás como proyecto vital, como fórmula para participar y crear una sociedad más justa. Las cerca de 300 mujeres de la Asociación Clara Campoamor han hecho de todo a lo largo de sus veinticinco años de vida. Han dedicado su tiempo y energía para muchas causas, como que los mayores disfruten de una tarde de asueto con una merienda y una chocolatada como preludio de las fiestas del pueblo. De la inquietud de este colectivo partió el proyecto de Mercadillo de Antigüedades que, cada sábado, abre sus puertas en el recinto ferial. Una iniciativa que nació para recaudar fondos para los necesitados e impulsar el comercio local y que, tras un año de vida, se ha convertido en un atractivo más que gestiona la Asociación La Alpargata.
En Cáritas La Zubia también llevan tiempo trabajando para apaciguar los problemas de los vecinos. Aurelia Quesada dirige el centro en el que, junto a diez voluntarios, atienden cada vez a más personas. Cada martes se nota el revuelo en la sede, cuando no se descargan los camiones con los productos, es que toca meterlos en las bolsas y repartirlos entre los vecinos. Si antes eran familias desestructuradas, desde hace un año ofrecen ayuda a «gente normal, mayores o jóvenes con cargas familiares que se han quedado en paro y que no tienen ni para subsistir». El único requisito es que estén empadronados y demostrar sus circunstancias familiares y económicas. Cada martes atienden a unas 120 familias. Les abastecen de comida para dos semanas e «intentamos darles cariño y consuelo, escucharlos e intentar solucionar sus problemas». También les echan una mano con el pago del alquiler, la luz o el agua. Como dicen los miembros del Banco del Tiempo «todo el mundo sirve para hacer cosas: podar, plantar, cambiar muebles de sitio, preparar unas croquetas». Gema González Urcelay, una de las responsables del proyecto, señala que el objetivo es crear una red de ciudadanos dispuestos a cambiar servicios sin utilizar el dinero. Están a la búsqueda de una sede y colaboran con la Asociación de Amigos del Museo y del Patrimonio, nacido para promocionar la cultura local. Cuidar a mayores, recoger a los niños del cole, jugar o leer cuentos, hacer la compra, realizar tareas domésticas, reparaciones informáticas, idiomas o formación... El tiempo es la principal riqueza y la unidad de valor, un sistema de intercambio de servicios sin ánimo de lucro, donde la moneda de cambio no es el dinero. Se trata de sociabilizar a las personas y que se sientan útiles; promover el intercambio de tiempo entre residentes del pueblo y sus alrededores, con la creación de redes de cooperación y ayuda mutua entre los vecinos, donde la confianza es vital. El intercambio está dirigido principalmente a ofrecer y solicitar servicios para resolver necesidades puntuales de la vida diaria. El ámbito territorial de actuación es La Zubia, aunque tienen cabida personas del Área Metropolitana. Es una forma de voluntariado recíproco, donde se valora de la misma formar el dar como el recibir.
Ayuda escolar Los centros educativos se han implicado también en la ayuda solidaria. A través de los escolares y para fomentar la generosidad y la empatía con el prójimo, desde las asociaciones de padres y madres involucran a los niños y a sus familias en la recogida de material escolar, juguetes, comida o ropa. El colegio Tierno Galván es ejemplo de ello, animando a los pequeños a ser generosos a través de distintas iniciativas, como la realizada en navidades con el Belén Solidario instalado en la casa de Charo Barrón, una vecina del pueblo poseedora de un precioso nacimiento de ganchillo realizado por su abuela Clemen. La entrada de su casa era una fiesta de pequeños disfrutando de la obra de arte y de la historia que Charo relataba, incluso guitarra en mano. Los escolares llevaron kilos de alimentos, que fueron a parar a Cáritas, explica Silvia Alcalde, presidenta del Ampa El Castillo y de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos, Fampa Alhambra. A esta iniciativa se suman otras tantas como las auspiciadas desde el colegio Al-Zawiya. Los miembros del Ampa Aljibe Pizarrín llevan varios años en la recogida de alimentos, tanto en Navidad como en abril. Han modificado la costumbre de cambiar un libro por una torta a 1 kilo de comida por una torta, ante la actual situación económica, según explica la presidenta del Ampa, Rocío Cervilla. Ahora se han embarcado en la venta de tickets a medio o un euro, que los progenitores pueden adquirir en algunos establecimientos de la localidad y el colegio los entrega a las familias que lo precisen. Estudian ampliar la idea para que los vecinos que no tiene relación con el colegio también se impliquen y la propuesta se extienda a toda la localidad. El colegio Isabel La Católica no se queda atrás. Recogen pilas, ropa, móviles, comida o preparan eventos para recaudar fondos para quienes lo precisen. Las madres del Ampa Corvales no paran en su intento solidario. Incluso han grabado un vídeo con los 600 alumnos y los niños con necesidades especiales, tímidos o con la autoestima baja como protagonistas, para conmemorar el Día de la Paz. Una iniciativa con la que han involucrado a todo el colegio y que califican de triunfo sin precedentes. Beatriz Fernández, la logopeda del centro y coordinadora del proyecto de paz, elaboró el vídeo, que narra la historia de una cadena de favores, para que los estudiantes aprendan a compartir y resolver los posibles conflictos. En definitiva: llevar las ideas de paz y solidaridad a la práctica. «Un proyecto que no ha terminado y que sigue hasta final de curso», asegura Inma Pinel, la presidenta del Ampa.
El Centro Ecosociocultural Miguel Hernández nació como un instrumento al servicio de los vecinos. Sala de exposiciones, formación escolar, apoyo, asesoramiento jurídico, propuestas y servicios a los vecinos de La Zubia y de la comarca para que puedan defender sus derechos. Allí acuden niños del pueblo a quienes se les imparten clases gratuitas y está abierto a toda clase de proyectos solidarios. Conscientes de que cuando hay problemas en casa los niños ?ahora hay unos 30? también lo sufren, se les apoya para que hagan los deberes. También dan clases de inglés para desempleados y es sede de la plataforma Stop Desahucios. Está abierto a todo el que desee sumar y apoyar, explica Alicia García, edil del Ayuntamiento, y han organizado un concurso literario y campamentos de verano para niños desfavorecidos.
También Protección Civil No se quedan atrás los miembros de Protección Civil de La Zubia, una veintena de personas empeñadas en cuidar literalmente a los demás. Se reúnen en su sede y prepararan cuidadosamente sus salidas destinadas a proteger a la población en situaciones de peligro o informar sobre primeros auxilios. Se les encuentra siempre donde se precisa seguridad. Lo cuenta Julia Gómez, jefa de la agrupación del pueblo, que asegura que llevan a cabo unos 120 servicios anuales y acuden por sistema a lugares en los que hay aglomeraciones para confirmar que todo es seguro. El Ayuntamiento pone los medios y ellos se dedican a formar a los ciudadanos en «una manera diferente de participación», relata Javier Pérez. Se les puede ver apoyando en la cabalgata de Reyes y animan a los jóvenes a participar en una forma alternativa de pasar el tiempo libre. Son muchos los que dedican su tiempo a labores altruistas. Y están quienes han ayudado siempre, como las Hermanas de la Caridad, lideradas por mucho tiempo por sor Teresa, y que levantaron a mediados del siglo pasado una escuela para las niñas huérfanas y dedican su tiempo a los mayores, constituyendo así una referencia obligada.
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