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Un pedazo de Rumanía en La Zubia

Un pedazo de Rumanía en La Zubia

Embutidos rumanos, ahumados, dulces y col fermentada rellena con carne picada, típica de la gastronomía de su tierra para degustar en las fiestas. Pintura para huevos, de los que se comen con Cozonac, un bizcocho de cacao, nueces, pasas y otros frutos secos.

Inma Sánchez

Miércoles, 20 de abril 2016, 11:05

No faltan chocolates, pepinillos en salmuera, café rumano y otros dulces típicos. Hace dos años que se quedaron en paro y después de tener que malvender su furgoneta con la que Marion hacía pequeños portes no se lo pensaron dos veces y han dedicado su último cartucho al emprendimiento.

Marion y Sabina Epurescu luchan solos para salir adelante cobijándose únicamente en su deseo por continuar en Granada, una ciudad a la que adoran. La crisis los ha tenido maniatados durante casi dos años, pero no se resignan empeñados por lograr una vida mejor para su familia. Por eso se han lanzado a abrir una pequeña tienda de ultramarinos en la zona sur del área metropolitana. Han pedido un crédito y se han instalado en pleno centro del pueblo en un pequeño comercio en el que venden de todo, pero fundamentalmente comida oriunda de su Rumanía natal, para atraer a sus paisanos. Aseguran que la gastronomía de su tierra es muy rica y variada, así que tras negociar con el banco, han decidido probar fortuna. En Alimentación Dannubius, en la calle Salvador Dalí número uno, se turnan para expender productos de Rumanía. Abren todos los días, incluso festivos.

"No veíamos otra salida", reconoce Sabina. "Necesito tener contacto con las personas, así que decidimos montar el negocio, pidiendo un pequeño préstamo para poder empezar". Aunque no está resultando fácil ?llevan desde marzo-, no cejan en su empeño para sacar adelante a sus dos niños, perfectamente adaptados en la vida del pueblo. Denis, tiene once años y va al colegio, y la pequeña Beatriz, de apenas dos, aún se queda en casa. Si todo va bien el próximo año puede que vaya a la guardería.

Llevan más de diez años en Granada, y poco más de uno en un piso alquilado con opción a compra en La Zubia. Vinieron buscando una vida mejor y la encontraron. La madre y el hermano de Sabina habían emigrado y animaron a la joven pareja a buscar fortuna aquí. Todo iba a la perfección, los dos tenían un empleo, pero la crisis derrumbó sus planes. Oriundos de Braila, capital del distrito del mismo nombre con puerto junto al río Danubio, una importante arteria económica de Rumanía, primero llegó Marion y al mes ya tenía trabajo. En su tierra había estado ocho años como conductor del transporte público y su esposa estaba empleada en una fábrica de confección. Pero cobraban un sueldo muy bajo después de doce y catorce horas de trabajo. Así que decidieron dar el salto. Comenzó a trabajar de peón de obra y ella como limpiadora y de interna de fin de semana cuidando a una señora mayor. Marion ha recorrido casi todo el país trabajado de camionero. Y reconoce que como Andalucía no hay nada. Tras probar fortuna con otras iniciativas fallidas, esperan dar en el clavo y no tener que abandonar la ciudad de La Alhambra.

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